¿Recuerdas aquella tarde?
Volver a aquella
tarde, a la clemencia
del azul urgente que se vertía,
sin contener el
aliento,
sobre el cauce
inconmensurable
de los días que
quedaban por vivir.
Era un plácido vaticinio
si pudiera volver
Y al siseo forastero con cierto cariz criminal,
el mismo que decidió matar ese sucederse
algún tiempo después.
Entonces pasaba sin ajarme perdiéndose en el azul
otra vez el azul
Volver al principio, a aquella tarde,
desandando las
ganas de callarme,
y calibrar el peso
del aire
que alentaba con otro brío
respirarlo otra vez y
serlo
O ¡quién sabe!, quizá
mejor que como aliento
he de volver
como pájaro y anidar en cada marzo,
para siempre, anidar
en el azul.
®
El cauce
Me quedé dormida en su regazo agotada
de no vivir lo que ha de ser imposible en este curso:
un caudal silencioso y violento que se precipita
por días sin nombre,
sin hogar, sin oficio.
No olvido la noche que me habitaste entera
entrando por mí libre como si se tratara de tu casa
desenmascarando con
fuerza lo que ha de ser ya imposible,
desde entonces,
aunque tarde, su casa he sido.
®
La lira
Ayer nos topamos en un sueño, creo que era mío,
te aprehendí el tiempo justo para besarnos.
Y un instante más para mirarte.
No creo que haya en el mundo,
una historia de
amor más triste que la nuestra.
®
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